En los últimos años, las tarjetas revolving han ganado protagonismo en los tribunales y entre los consumidores debido a su funcionamiento y los problemas legales que pueden acarrear. Como abogada, considero fundamental informar a los usuarios sobre este tipo de tarjetas para que puedan tomar decisiones financieras informadas y evitar conflictos legales.
Una tarjeta revolving es un tipo de tarjeta de crédito que permite realizar compras o retirar efectivo con la particularidad de que la deuda se devuelve mediante pagos aplazados, generalmente en cuotas fijas. Sin embargo, el aspecto más controvertido radica en el hecho de que estas tarjetas suelen tener tipos de interés muy elevados, que pueden superar el 20% TAE (Tasa Anual Equivalente).
En lugar de pagar la totalidad del saldo al final de cada mes, como ocurre con las tarjetas de crédito tradicionales, el cliente devuelve la deuda en pequeños pagos mensuales que incluyen intereses, lo que puede hacer que la deuda se prolongue durante años y que el cliente termine pagando mucho más de lo que inicialmente gastó.
Las ganancias y pérdidas patrimoniales obtenidas en el mismo ejercicio se compensan entre sí en la base imponible del ahorro con el límite del 25% del saldo positivo. Si tras dicha compensación quedase saldo negativo, su importe se compensará en los 4 años siguientes.
Si se han obtenido ganancias patrimoniales por venta de acciones, inmuebles, etc., éstas tributarán a los tipos de gravamen del ahorro, con un tipo marginal máximo del 28% para las rentas de 300.000 euros en adelante.
Muchas de estas tarjetas han sido declaradas usurarias en los tribunales españoles, ya que aplican tipos de interés que se consideran excesivamente altos en comparación con el promedio del mercado. Esto se basa en el artículo 1 de la Ley de Represión de la Usura de 1908, que establece que los intereses notablemente superiores a lo normal son nulos.
Debido al sistema de amortización, el saldo pendiente disminuye muy lentamente, lo que genera una sensación de deuda perpetua. En algunos casos, los pagos mensuales apenas cubren los intereses, dejando el capital prácticamente intacto.
Muchas veces, las condiciones de estas tarjetas no se explican claramente al cliente. Las cláusulas suelen ser complejas y dificultan la comprensión del coste real del crédito.
El Tribunal Supremo de España ha sido claro en su postura sobre las tarjetas revolving. En su sentencia 149/2020, de 4 de marzo, declaró usurarios los intereses aplicados por una entidad financiera en una tarjeta revolving cuyo TAE superaba el 27%. Desde entonces, numerosos consumidores han iniciado reclamaciones para anular sus contratos y recuperar las cantidades abonadas en exceso.
Es importante entender las condiciones del crédito, en especial el tipo de interés aplicado.
Si sospechas que los intereses son abusivos, un profesional puede ayudarte a analizar tu caso y reclamar.
En algunos casos, es posible llegar a acuerdos con el banco para reducir la deuda o modificar las condiciones.
Las tarjetas revolving pueden ser una herramienta útil si se utilizan con conocimiento y responsabilidad, pero los altos intereses y la falta de transparencia las convierten en un terreno peligroso para muchos consumidores. Como abogada, animo a cualquier persona que tenga dudas o problemas con este tipo de tarjetas a buscar asesoramiento legal. Una buena defensa puede marcar la diferencia entre resolver el problema o continuar atrapado en una deuda interminable.
Si necesitas asesoramiento sobre este tema, no dudes en contactarme. Estaré encantada de ayudarte.
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